"La gente me llama insensato, yo aún doy mi vida entera por sólo una noche con la chica friolera."
Añada de Ana la friolera- Nacho Vegas
Recuerdo el día en que Ana salió de su aletargo
y me comenzó a hablar.
Recuerdo, citaba frases de libros y canciones,
y se encontraba, siempre, desnuda ante la realidad.
Me cuestionada, todo el tiempo, y según ella todo lo hacia mal:
¿Quien sos? me preguntaba, ¡ya ni te conozco!.
Oh cuerpo sin alma, de sangre y fría y corazón de piedra.
Corazón de piedra me decía, todo el tiempo, como si me doliera.
Cuestionaba que no llorara y se tomaba con ambas manos la cabeza
y negaba mientras encendía un cigarrillo.
No nos llevábamos bien, y no había punto de conexión alguno,
pero hablar con ella me tranquilizaba.
Nunca gritaba, pero de solo escucharme murmurar se exasperaba.
Hubo un tiempo en que se alejo, y tuve miedo.
Buscaba encontrarla en algún lugar de noche,
La busque sin descanso.
Y siempre, todo el tiempo, vuelve a mi.
Y me repite que me desconoce, y sonríe de que así sea.
Y así, Ana desnuda y sensible ante la realidad,
Ana la cálida, la real, me enfrenta.
Siempre, todo el tiempo.